martes, 24 de julio de 2012

Lanzar dinero desde el cielo; por José Manuel Cansino (La Razón ed. Andalucía, 23/7/2012)


La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de bajar el tipo de interés oficial del dinero al 0,75% no ha venido acompañada de una declaración de su disposición a comprar deuda pública en aquellos momentos y cantidades suficientes para evitar las galopadas de las primas de riesgo.

Si los dos anuncios hubiesen venido acompasados, ambas decisiones (compras de activos financieros por el BCE y mantenimiento de los tipos de interés oficiales próximos a cero), se hubiera reeditado lo que técnicamente se denomina una «quantitative easing»       –QE–, lo que para el profesor Ontiveros no es más que un eufemismo para referirse al uso de métodos manifiestamente heterodoxos con los que inyectar grandes cantidades de dinero en la economía y tratar de reducir el precio de la deuda pública. Precio del que forma parte sustancial la prima de riesgo. 

La QE (EE UU lleva dos) es algo no muy distinto a la impresión de billetes de euros a gran escala o al metafórico recurso que hizo el Premio Nobel Milton Friedman al referirse al «helicopter drop» o lanzamiento de dólares desde un helicóptero, para neutralizar los peligros asociados a una hipotética deflación o bajada general de precios provocada por una dramática caída de la demanda.

El BCE persiste en no estar dispuesto a comprar deuda soberana a mansalva cuando la prima de riesgo de un país se dispare. Esto y no otra cosa fue lo que el Gobierno español estuvo intentando hasta el extremo antes de tener que recurrir al rescate «sui generis» de 100.000 millones de euros.

Caben varias lecturas que hacer a la posición del BCE de negarse a comprar deuda «tóxica». Una es de tipo académico e influyó en la dimisión en septiembre pasado del economista jefe del BCE, el alemán Jürgen Stark, cuando todavía presidía la institución Jean Claude Trichet.  La ortodoxia monetaria desde la que se diseñó no sólo el BCE sino todo el tinglado de la moneda única, tenía muy claro que el BCE no iba a multiplicar la cantidad de euros en circulación para comprar deuda pública de países que amenazaran riesgo de impago y luego aplicar la ficción contable de valorar en su activo una deuda pública «mala» por valor equivalente a la cantidad de euros emitidos (que figurarían en el pasivo). Éste era el fundamento de la conocida cláusula «no bail out» del Tratado de Maastricht. También es la esencia argumental de la oposición mayoritaria de países como Finlandia, Holanda o los socialdemócratas alemanes a seguir acudiendo al rescate de economías como la española, máxime cuando el rescate parece que se va a hacer sin la garantía del Estado sino de los bancos intervenidos.

Aunque quepan más, una segunda lectura que puede hacerse de la negativa a comprar deuda pública es dejar tal opción para avanzado el mes de julio por si vuelve a repetirse una situación de extrema volatilidad de la deuda soberana como la del año pasado. 

Sea como fuere, hay que avanzar en el diseño del sistema financiero post crisis de manera paralela a las intervenciones a lo «helicopter drop». Parte de ese diseño debe pasar por recuperar una banca estrictamente de depósitos, que se financie con las comisiones que cobre a sus clientes por guardar su dinero o gestionar servicios de pago, pero en la que el ahorrador tenga la certeza de que no va a sufrir atracos a lo participaciones preferentes. 

En definitiva, hay que acelerar el retorno desde el espejismo del supuesto de que los mercados financieros son inequívocamente eficientes y de la pesadilla de los derivados financieros ininteligibles, hacia un sistema financiero con una banca de inversión para quien quiera arriesgar y otra de depósito para quien sólo busque guardar sus ahorros.

jueves, 12 de julio de 2012

JOSÉ LUIS PARRILLA GALLEGOS (Nota de homenaje publicado en ABC de Sevilla el 12/7/2012)




Siempre es 20 de Mayo de 1976 en esta fotografía que comparte conmigo mesa de trabajo y que atrapa indeleblemente parte de mi infancia; de la mía y de la de todos sus retratados. Me la regalaron Epifanio y Antonio (Beni).
Es 20 de Mayo de 1976 porque inequívocamente lo dice la pizarra negra en la que la fecha del día es siempre la primera inscripción; un día de verano presentido a juzgar por la vestimenta de la figura central entorno a la cual se desparraman ordenadamente treinta y tres niños –para ver a las niñas había que esperar al recreo-. La pizarra y los niños mantienen una gran diferencia; aquella está escrita y sus vidas están por escribir.
La figura central de la instantánea es la de Don José Luis Parrilla Gallegos, maestro de educación nacional de esos que se ganaron en Don de por vida así doblaran sus pupilos más de cuarenta veces el almanaque ¡Qué pocos han reconocido el gran título nobiliario -el Don o la Doña- con el que padres y alumnos han distinguido a sus grandes maestros!
Es 20 de Mayo de 1976 y de las paredes de la clase cuelgan el último mensaje del Generalísimo Franco y el primero del Rey Juan Carlos.
Algo de raro hay. La mirada seria de Don José Luis no conjuga con la casi general y espontánea sonrisa de los niños. No hace ni un año del terrible crimen de los Galindos que durante tanto tiempo afligió la vida del Pueblo de Paradas.
En la parte izquierda de la pizarra hay unas incipientes ecuaciones lineales que, a falta de poner la ‘x’ como incógnita, dejan un hueco donde ha de resolverse la cuestión aritmética. El resto de la pizarra es una lección de geometría y de métrica trazada con líneas rectas propias de un pulso firme. La rectitud era un valor que emanaba de la tiza sostenida por este maestro que hacía Patria en mangas de camisa.
Don José Luis sabía que la educación era el más eficaz mecanismo de dinamismo social. Por eso y por muchas cosas más, los chiquillos que lo rodeaban ahora podemos repetir las palabras que utilizó Isaac Newton; ‘Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes’.
La pizarra se cierra con un ejercicio matemático que pide poner orden de mayor a menor en un puñado de números. Aunque con mucho por decir, su número era el mayor.
Hombre de arraigada Fe y padre de familia ejemplar, ahora le ha visto la cara a la Virgen de los Dolores. En ella encontrarán alivio su esposa, su Hija Mari Carmen y su hijo Pablo; túnica vieja de la misma devoción.
Hasta luego, maestro. Si Dios quiere.
José Manuel Cansino Muñoz-Repiso

lunes, 9 de julio de 2012

El retorno de la Irlanda rescatada (José Manuel Cansino en diarioya.es)


El pasado jueves 5 de Julio Irlanda se atrevió a pedir prestado dinero en los mercados financieros. Lo hizo en forma de emisión de 500 millones de euros (M€) de deuda pública a muy corto plazo (con vencimiento a tres meses).
Se convertía así en el primero de los tres países rescatados de forma convencional en someterse al ‘juicio de los mercados financieros’. 
 
La lectura sencilla, casi trivial, de esta ‘prueba del algodón’ era que si Irlanda conseguía compradores (o prestamistas) para su deuda, estaría en el camino correcto para recuperar la confianza de los mercados y así poder financiarse al margen del préstamo de 85.000 M€ que consiguió cuando fue rescatada el 21 de noviembre de 2010.
 
Dado que la demanda de deuda pública irlandesa fue 2.8 veces superior a los 500 M€ ofertados, hay quien se ha apresurado a aplaudir las reformas del gobierno irlandés como modelo a imitar por países como España recientemente rescatados de una forma ‘sui géneris’ y, hay que decirlo, hábil por el Gobierno español.
 
Irlanda ha estado, por tanto, dos años financiándose con el macropréstamo del rescate y ahora regresa a pedir prestado de forma convencional pero, ¡atención! con una prima de riesgo que no ha bajado en esos dos años.
 
Efectivamente. En el momento del rescate, la prima de riesgo irlandesa (el tipo de interés adicional que tenía que pagar por un bono a diez años por encima de lo que pagaba Alemania), estaba en 658. El día de su regreso a los mercados financieros, alcanzó los 676 puntos básicos.
 
Esto mismo ocurre con los otros dos países rescatados –Grecia y Portugal-; sus primas de riesgo no han vuelto a caer por debajo del nivel que tenían en el momento de su rescate. 
 
Y todo esto ha ocurrido el mismo día en el que el BCE ha bajado el tipo oficial del dinero al 0.75 % sin que ello consiga rebajar la sangría de intereses que deben afrontar todos los países en crisis.
 
Para un país como Irlanda, colocar 500 M€ de deuda es fácil. Sin duda, el Tesoro irlandés habría sondeando de antemano la demanda potencial existente entre los posibles compradores. Veinte o treinta llamadas por teléfono bastan para garantizarse que no se iban a quedar ‘con la espalda al aire’; lo que hubiera resultado muy lesivo para la reputación internacional de este país. Además, el vencimiento de la deuda era casi inmediato (tres meses) lo que reduce extraordinariamente el riesgo de impago. Habría que ver lo que hubiese ocurrido de emitir bonos a 10 años (cosa que España sí hizo el mismo día).
 
Con todo, Europa sigue afrontando la crisis con un aumento brutal de la masa monetaria en circulación, algo que sólo puede acabar –antes o después- en un proceso inflacionista acentuado que ya veremos cómo se aborda. 
Seguimos haciendo trampas en el solitario; pero en un solitario sangrante al que nos ha sentado a jugar el sistema financiero, en el que casi siempre gana la banca y, si pierde, se lleva un premio millonario.

@jmcansino