martes, 10 de febrero de 2015

¿Dónde van los cerebros andaluces? (José Manuel Cansino en La Razón el 9/2/2015)


 Del más de millón y medio de estudiantes universitarios que hay en España, 250.785 lo son de alguna de las diez universidades andaluzas. 
Ha calado entre la opinión pública que buena parte de la "generación mejor preparada¨ emigrará buscando un empleo que no encontrará en España. Ya hemos discutido en varias ocasiones que no se trata de la "generación mejor preparada¨ en todos los casos; para muchos se trata de una generación ¨sobrepreparada" aunque con unos conocimientos no necesariamente apreciados laboralmente. Pero no es este el interés de este artículo sino el de analizar si, verdaderamente, hay fuga de "cerebros" andaluces y españoles al resto del mundo y, si la hay, qué características tiene.



Entre 2003 y 2013, fueron 276.124 los europeos "altamente cualificados" que emigraron a otro país europeo configurando así un mapa de países "receptores" de cerebros y países "exportadores". Los datos los ha publicado Foro Europeo Alpbach a partir de cifras de Eurostat. España en ese mapa aparece marcadamente como país con fuga de cerebros, hasta 17.890 durante ese periodo. Sus destinos principales fueron el Reino Unido (con diferencia), Alemania, Italia, Francia y Portugal. Los profesionales más demandados en esos países fueron profesores de secundaria, médicos, enfermeros, fisioterapeutas y dentistas.
¿Quiénes son estos "cerebros"? La Universidad imparte tres niveles educativos; el de grado, el de master y el de doctorado. En número, el último nivel es muy poco significativo de manera que se puede considerar el nivel de master como el del perfil más ajustado a estos "cerebros".
La Universidad española impartía en el curso 2012-2013 hasta 2.951 títulos de master con 109.113 alumnos matriculados. Las universidades andaluzas impartían 455 y en ellos figuraban como matriculados 17.742 "cerebros". Del total de matriculados en España, se esperaba que obtuviesen el título en 2013 más de 59.000. Hay una primera conclusión que ya podemos extraer y es que si en diez años emigraron a Europa 17.890 "cerebros" y en un sólo año obtuvieron su título más de 59.000, la fuga de "cerebros" a Europa es poco numerosa. En otros términos, los cerebros prefieren quedarse en casa aunque sea engrosando las cifras del desempleo juvenil o bien, desempeñando trabajos para los que sobraba buena parte de su formación (pagada entre todos los contribuyentes).
Esta conclusión debe ser, no obstante, matizada con la respuesta a la pregunta de ¿es Europa el principal destino de los emigrantes españoles? En padrón de españoles residentes en el extranjero que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja la cifra de casi dos millones de españoles residentes en el resto del Mundo, pero la mayoría (1,2 millones) residen en Hispanoamérica; "sólo" 656.841 lo hacían en algún país europeo. Esto obliga a buscar si la fuga de "cerebros" españoles y andaluces no se está  produciendo hacia otros países del mundo y no a los europeos.
La estadística de flujos migratorios del INE dice que en 2013 emigraron más de medio millón de residentes en España pero sólo 73.329 eran españoles. El destino de los españoles fue similar a lo que ya hemos visto; buena parte a países hispanos, a Estados Unidos y a Europa. De aquí se pueden extraer dos conclusiones importantes.
La primera es que frente a los casi cinco millones y medio de desempleados que arroja la Encuesta de Población Activa, el número de españoles que emigran es muy pequeño. El mercado de trabajo para los españoles sigue siendo un mercado eminentemente local aunque registre una tasa de desempleo del 35 % como ocurre en Andalucía. La segunda conclusión es que el destino de la mayoría de los emigrantes españoles es el mismo tengan o no la condición de "cerebros".
La salida de "cerebros" tiene siempre una primera lectura negativa; el país que los forma y financia su cualificación no se beneficia luego del valor añadido y de la contribución al bienestar que generan. Esto provoca una clara situación de inequidad. Pero en una segunda lectura debe tenerse en cuenta que no podemos tener mercados de trabajo locales en una economía global. Las oportunidades de empleo igual que las oportunidades de negocio no suelen estar a la vuelta de la esquina. Sobre todo cuando las nuevas tecnologías aplicadas al transporte y a las comunicaciones han reducido tremendamente las distancias.
Aunque resulte impopular, las instituciones públicas y semipúblicas andaluzas deberían hacer un esfuerzo por favorecer la búsqueda de empleo en el extranjero. Naturalmente, es difícil imaginar explícitamente esta actuación bajo el paraguas de la Junta de Andalucía o de cualquier otra administración regional. Ningún político con responsabilidad de gobierno estaría dispuesto a reconocer el fracaso de sus sistema productivo en la generación de empleo al fomentar la emigración de buena parte de su población.
Sin embargo, instituciones públicas como las universidades o centros de formación, junto con los colegios profesionales, tienen mucho espacio para trabajar en este ámbito de la orientación en buscar empleo en el extranjero y que este sea acorde con la cualificación de las personas.
Naturalmente, lo anterior no impide seguir trabajando en la creación de un sistema productivo capaz de generar un empleo que, hasta ahora ha convivido con elevadísimas tasas de paro. Tampoco es incompatible con apoyar la calidad del sistema educativo. No en vano, si los "cerebros" españoles encuentran empleo en el extranjero, cuando esos empleos se corresponden con la cualificación, será porque la formación de los españoles se valora positivamente en el extranjero.


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