jueves, 23 de abril de 2015

¿AUTOPLANES DE PENSIONES? (José Manuel Cansino en La Razón el 20/4/2015)


En España hay en este momento 2.400 fondos de pensiones privados, la mayor parte de los cuales –el 80 %- gestionados por los bancos. Pero aunque esto pueda transmitir una idea de que buena parte de los españoles tenemos contratado un plan de pensiones complementario de nuestra pensión pública, la situación es otra distinta. La razón estriba en que la media de patrimonio que cada español con plan privado tiene acumulado es de 10.800 euros, una cantidad verdaderamente eximia para financiar un periodo de retiro cada vez más grande por razones de longevidad.



En 1971, la población española mayor de 65 años representaba el 9.6 % del total. En 2014, el 18.1 %, esto es, en 43 años, se ha multiplicado aproximadamente por dos. En España hay actualmente 9,2 millones de pensionistas sumando los jubilados, los que reciben una pensión por incapacidad permanente, por viudedad, por orfandad o por razón de parentesco. Sin embargo, el interés principal se centra en los jubilados, unos 5,6 millones en el conjunto de España. La pensión media que recibe un jubilado español es de 1016 euros. En Andalucía es en promedio 891 euros debido a los menores salarios que se pagan en Andalucía.
Una cuenta sencilla nos dice que la mensualidad que el Sistema de la Seguridad Social española debe pagar a los jubilados es de unos 5.705 millones de euros que pagan los 17.56 millones de trabajadores ocupados (según la EPA) y los empresarios que los emplean. Del total de ocupados españoles, 2,5 millones son andaluces.
Las cuentas son inmediatas. Cada español con trabajo contribuye a financiar “medio pensionista”; en otros términos cada dos (1.9) trabajadores ocupados “tienen a su cargo a un pensionista”. Pero como coincidimos en poner el foco entre la relación entre trabajadores ocupados y jubilados (excluimos a los pensionistas que reciben una pensión por otra causa), la relación es tal que, aproximadamente, cada tres ocupados “tienen a su cargo” a un jubilado.
El presupuesto de gasto en pensiones de jubilación representa el 64 % del total del gasto en prestaciones económicas del Sector Público, pero “sólo” el 19 % del gasto público total y el 8 % del PIB de 2015.
La pregunta que a mucho inquieta es ¿cómo se va a pagar esto? La recaudación por Cotizaciones Sociales representará en 2015 el 80,7 % de los ingresos del Sistema de la Seguridad Social. Con esto se tendrían que pagar las contingencias comunes, el desempleo, el FOGASA, y la formación profesional. Sólo el gasto en pensiones de jubilación absorbe el 74 % de los ingresos por cotizaciones sociales. Lo que queda son 27.800 M de euros para pagar al resto de las contingencias comunes, desempleo, FOGASA, formación profesional.
¿De dónde vendrá el dinero cuando falte?, esencialmente de las transferencias que se hagan desde los presupuestos generales. En 2013 las transferencias representaron el 12 % del presupuesto de ingresos del sistema de la Seguridad Social. Hasta 2012 siempre habían representado el 7 %.
Pero aunque pueda parecer otra cosa con los datos en la mano, la sociedad española considera mayoritariamente que las pensiones son intocables y que se financiarán sin problema. Como se ha demostrado ante las reducciones en las coberturas sanitarias, la sociedad reaccionará ante cualquier gobierno que no garantice el pago de las pensiones.
Así las cosas, el argumento del “temor al colapso” del sistema público de pensiones no hará que el ahorro de las familias se traslade masivamente a planes de pensiones privados y ello por varias razones.
La devaluación interna a la que la crisis ha conducido ha convertido a los mileuristas otrora tratados de forma despectiva, en grandes asalarios. Con mil euros de sueldo, la cantidad que una persona puede destinar a una pensión privada complementaria es mínima. Además, la sociedad española sigue prefiriendo los activos reales a los financieros. De hecho el 80 % de la riqueza de las familias españolas es de naturaleza real y coincide con la vivienda habitual. Por último, los tipos de interés reducidos que ahora imperan no hacen nada atractivos los planes de pensiones privados. Por ejemplo, el último bono que el Tesoro ha colocado a 30 años ofrecía una rentabilidad del 5 % sobre la que los gestores de planes de pensiones aplican las correspondientes comisiones.
En mi opinión y defendiendo inequívocamente el sistema de pensiones público, el futuro de los planes de pensiones privados en España pasa por productos que permitan a los jubilados combinar la percepción de rentas con la posibilidad de dejar legados a sus hijos o supervivientes. Pasa, además, por un modelo de planes de pensiones ‘low cost’ en los que el papel de las comisiones de los gestores sea tan mínimo como el margen de las compañías de vuelo o telefonía móvil y, por último, pasa también por la posibilidad de que cualquiera pueda construirse su propio plan de pensiones eligiendo los activos en los que se materializa su ahorro hasta que llegue el momento de recibir la pensión. Para esto el Estado debe crear un marco transparente de información sobre los activos financieros que cada ahorrador pueda elegir para construir sobre ellos su plan de pensiones complementario.


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