sábado, 20 de junio de 2015

CRIMEN Y DESARROLLO ECONÓMICO (José Manuel Cansino en La Razón el 15/6/2015)

Desde finales de los 60 del siglo pasado, buena parte de los economistas sostienen que la corrupción afecta negativamente al desarrollo económico. Este fue el mensaje del influyente economista sueco Gunnar Myrdal y lo hizo entendiendo la corrupción como la erosión de las instituciones sociales.



En lo 90 –también del siglo pasado- otro economista, Douglas North, apuntaló el mensaje de Myrdal afirmando que la incapacidad de algunas sociedades para hacer cumplir los contratos era la principal fuente de subdesarrollo. North, señalaba que la inseguridad jurídica espanta cualquier decisión contractual de comercio o de inversión ante el riesgo de que lo pactado no se lleve a efecto. Uno no puede dejar de acordarse de Myrdal y de North cuando lee sobre el recurso en torno a la compañía que va a explotar la mina de Aznalcóllar. Naturalmente, en términos estadísticos, Andalucía no es una región subdesarrollada y la empresa perdedora tiene perfecto derecho a reclamar en los tribunales lo que considere oportuno. Pero cuando y en primera instancia se otorga consistencia jurídica a la reclamación y esto ocurre en una región a la que la corrupción no le resulta ajena, uno no puede dejar de pensar cómo estará viendo el mundo empresarial la seguridad jurídica de las inversiones en Andalucía. Reparemos que en este caso concreto se trata de empresas multinacionales y es precisamente en ese escenario de los negocios internacionales donde repercuten las decisiones que aquí toma la Administración.
En esta misma línea de enfoque institucionalista debe ubicarse –ya en el siglo XXI- la aportación de dos jóvenes pero influyentes economistas, Darem Acemoglu y James Robinson. Ambos gozan de posiciones académicas bien reputadas, el primero en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y el segundo en la Universidad de Harvard. Estos economistas sostienen que el principal determinante de las diferencias de prosperidad entre países es la diferencia entre sus instituciones económicas.
Aunque la perspectiva institucionalista no es la única en Economía, su enfoque está dando lugar a interesantes resultados una vez que las variables ‘institucionales’ se han ido midiendo y construyéndose series estadísticas.  Entre las variables típicas que miden la calidad de las instituciones (económicas o no) que cada sociedad tiene están la corrupción, el crimen, los derechos políticos y las libertades civiles y los conflictos. Por ejemplo, el gobierno mejicano ofrece unas estadísticas muy detalladas de los crímenes registrados, la ‘Freedom House’ lo hace con los derechos políticos y la Universidad de Uppsala con los datos de conflictos.
Cuando estas variables se introducen en análisis de los determinantes del desarrollo económico a menudo se las acompañan de otras que, aunque puedan resultar llamativas, tienen también su capacidad explicativa. Así ocurre con el denominado ‘capital social o cooperación entre individuos’, la distancia al ecuador, los kilómetros de costa o el grado de apertura comercial.
Los resultados disponibles hasta ahora respaldan el signo esperado de estas variables y, además, cuantifican su importancia. Por ejemplo, la corrupción aleja a las sociedades del desarrollo económico, la ausencia de derechos políticos y libertades, también. La proximidad al ecuador es un freno y los kilómetros de costa contribuyen a un mayor nivel de desarrollo como también lo hace el capital humano. Sobre esta última variable hay que subrayar que mide la cohesión social entendida ésta como el entramado de redes de cooperación entre ciudadanos; de entre esas redes destaca el papel de las familias.
Para España, los datos de los que se dispone son aún preliminares pero tienen ya el interés de quien está desarrollando la investigación. Entre sus impulsores está el economista cuantitativo Antonio Álvarez Pinilla, que tuvo oportunidad de compartir esta investigación –aun preliminar- en el Seminario sobre Economía de la Energía y Evaluación de Políticas Públicas que se acaba de celebrar en la Universidad de Sevilla. Sin duda, habrá que estar pendiente de esos resultados.


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