martes, 29 de diciembre de 2015

TRES RETOS INMEDIATOS PARA EL GOBIERNO (José Manuel Cansino en La Razón el 28/12/2015)

De entre las tareas a abordar por el futuro gobierno de España sobresalen tres por su urgencia; la respuesta al desafío separatista catalán, la recapitalización de parte de la banca y el ajuste presupuestario que la Unión Europea va a imponer.
De los tres problemas a abordar de manera inaplazable, el mejor conocido por todos es el primero y por eso apenas me extenderé salvo para recordar dos cuestiones. La primera es que otorgar un sistema de financiación privilegiado a Cataluña –como el que disfrutan las provincias vascas y Navarra- es romper con el principio de solidaridad entre regiones. La segunda es que la política de pactos con el nacionalismo catalán durante casi cuatro décadas no sólo no ha resuelto el desafío secesionista sino que lo ha llevado a sus más altas cotas.



Mucho menos conocida es la situación en la que se encuentran algunas entidades financieras años después de las inyecciones de dinero público del Estado y del ‘rescate suave’ que el gobierno de Rajoy solicitó en 2012.
Particular interés hay que poner en la situación del Banco Popular. En 2009 este banco emitió un bono para captar liquidez que ahora tenía que devolver o canjear por acciones. Los bonistas de Banco Popular sufrirán minusvalías de entre el 35% y el 40% después de haber convertido sus bonos en acciones, una transformación que se llevó a cabo a finales de noviembre al vencer la emisión de 2009. El tipo de cambio se fijó en 17,61 euros frente a los 3,38 euros a los que cerró la acción el día fijado. Téngase en cuenta que el Banco Popular llegó a ofrecer hasta un 7 % por un nuevo bono en 2013 con vencimiento en 2015. Esta rentabilidad no debe pasarse por alto pues está muy cerca del algo más de 8 % que llegó a ofrecer Abengoa.
Otra situación bancaria a considerar afecta al grupo NovaCaixaGalicia que en 2010 nació de la fusión entre Caixa Galicia y Caixanova. Precisamente esta última entidad ha sufrido una pérdida patrimonial de 41,8 millones de euros asociada a una dudosa operación que la anterior dirección concedió a un proyecto familiar.


En definitiva, aun siendo la situación del sistema financiero español considerablemente más solvente que la que exhibió durante la crisis y siendo también una situación muy distinta dependiendo de la entidad que se considere, el nuevo Gobierno tendrá que afrontar o un rescate parcial de la banca en apuros o una nueva concentración de la banca o, incluso, una nueva concentración realizada parcialmente con más dinero público.
Por último queda el ajuste que la Comisión Europea viene exigiendo en los presupuestos de 2016. Es difícil cuantificar la magnitud de la reducción del gasto que el nuevo gobierno deberá acometer para no alejarse demasiado de los objetivos de déficit público pero la cifra de 25.000 millones de euros podría no estar muy desencaminada. Se trata esta de otra medida también difícil de aplicar por el consabido rechazo social que provoca sobre todo si se aplica casi al mismo tiempo que alguna nueva fórmula de rescate bancario.


Sea como fuere, se extiende en la sociedad española la demanda de entendimiento entre los políticos en aras de mantener la normalidad de las cosas. Un nuevo panorama político con una menor presencia del bipartidismo coincide con el aplauso a todo el que sea capaz de trabar acuerdos estables que no cedan al chantaje separatista. En otros tiempos un resultado electoral como el de hace unos días tendría de nuevo a una Nación de 46 millones de ciudadanos al socaire de demandas políticas que sólo representaban a una parte pequeña de la sociedad española situada en Cataluña o las provincias vascas.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA 'GRANDEUR' Y EL CLIMA (José Manuel Cansino en La Razón el 14/12/2015)


La 'Grandeur' francesa no iba a dejar pasar la oportunidad de exhibirse mundialmente ante el reto que había aceptado Francia de conseguir un acuerdo global en la lucha contra el Cambio Climático; un acuerdo que se había resistido a los intentos de años anteriores por lograr un texto que sustituyese al Protocolo de Kioto aprobado en 1997.



A las 19.26 horas del pasado sábado, el ministro de exteriores francés, Laurent Fabius, preguntaba a los representantes de los 196 países allí reunidos si tenían algún reparo al texto de 10 páginas que acaba de leer. La ausencia de reparos dio paso a un aplauso general al texto que tendrá fuerza legal cuando lo ratifiquen, al menos, 55 de los países que sumen el 55 % de las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero. El plazo de ratificación se extenderá entre el 22 de abril de 2016 y el 21 del mismo mes del año siguiente. La sede física de la ratificación será la ciudad de Nueva York que acoge la sede la ONU.
Sin embargo, aún hay un exceso de euforia en los primeros análisis pues están demasiado apagados a las lecturas 'oficiales' hechas por los patrocinados del acuerdo. La que despunta como primera y más importante objeción es que quedan excluidas de la obligatoriedad del acuerdo las contribuciones concretas de cada nación a la mitigación de sus propias emisiones. Sin duda es una cuestión clave que debe entenderse en clave no muy negativa pues una vez que cada país fije su contribución exacta a la reducción de gases de efecto invernadero se convertirá en obligatoria desde un punto de vista internacional. Esta novedad debe analizarse con interés pues, de confirmarse, sería una gran diferencia si se compara con los dos grandes acuerdos previos; el citado Protocolo de Kioto de 1997 y el Acuerdo de Copenhague de 2009. En ambos casos, los países firmantes no incluidos en los denominados 'anexos 1', fijaban acuerdos (más o menos cuantificarlos) de reducción de emisiones que no eran internacionalmente exigibles. Esto era tanto como evitar sanciones en caso de incumplimiento.
El acuerdo de París reforzará la transición de las economías del mundo hacia sistemas productivos poco contaminantes y, consecuentemente, menos dependientes de los combustibles de origen fósil (cuya combustión es la responsable principal de emisiones de gases de efecto invernadero). Desde la perspectiva empresarial sigue en la línea de ofrecer oportunidades a las empresas que promueven mejoras en el ahorro de consumo energético y en la producción de energía limpia; esto último es compatible con un previsible retorno de algunos países al uso de la energía nuclear. En cualquier caso, estamos todavía muy influidos por las lecturas triunfalistas del Acuerdo de París.

ALTO RIESGO DE FERTILIDAD (José Manuel Cansino en La Razón el 7/12/2015)

El título de este artículo no es ningún juego de palabras. Es la descripción fría de una mujer joven por parte del Departamento de Recursos Humanos de cualquier empresa privada o entidad pública cuando utiliza el contrato laboral para incorporar a una trabajadora a su plantilla. La descripción, que naturalmente no dejará huella en ningún informe, equivale a estigmatizar al candidato ante una eventual contratación .



Cuando el estigma se conjuga a la vez que las aspiraciones a desarrollar una carrera profesional o a la necesidad de procurarse el sustento vital o familiar, el resultado nos conduce a la estadística que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística; ya son más las personas que fallecen en España que los niños que nacen. Entre enero y junio de este año murieron 225.924 personas frente a los 206.656 nacimientos. El resultado es un crecimiento vegetativo negativo de - 19.268 personas. Esto es lo que hay y, sobre todo, es lo que se espera para los próximos años.
España envejece irremediablemente. La tasa global de fecundidad (número de hijos por cada 1000 mujeres) sigue bajando año tras año; 42.1 en 2010, 41.2 en 2011, 40.1 en 2012 y 38.2 en 2013 si nos limitamos sólo a los últimos años. La crisis económica sólo ha acentuado una tendencia que ya existía antes. El perfil demográfico español no tiene su única causa en la crisis; obedece a un cambio de valores en la sociedad en los que las carreras profesionales se han impuesto a la creación de una familia retrasando la edad a la que se tiene el primer hijo que ya supera los 32 años en promedio.
Pero seamos honestos. Si la contratación de una mujer con el estigma de "alto riesgo de fertilidad" es un desincentivo para el empleador y al mismo tiempo la sociedad valora como un beneficio colectivo el rejuvenecimiento de la población, ¿por qué no garantizar la natalidad compensado a las empresas de forma que el desincentivo desaparezca? ¿Acaso no es la misma lógica que se aplica cuando se subvencionan a las empresas que cambian su sistema productivo para contribuir a la preservación del medio ambiente? ¿Queremos un medio ambiente preservado pero sin población que lo disfrute? 
Resulta evidente que la legislación laboral protectora de la mujer embarazada no ha sido suficiente para garantizar la igualdad de condiciones al acceso de trabajo entre mujeres y hombres jóvenes. Por tanto y salvo que queramos seguir por la senda del suicidio demográfico de España ¿no es momento de poner en marcha mecanismos compensatorios que acaben con esta discriminación tan repugnante como extendida?

Ahora que tantos ríos de tinta se vierten en demanda de la "constitucionalización" de todo un abanico de derechos, apena ver las escasas líneas que se dedican al problema del envejecimiento de España. Para mayor abundamiento invito a prestar atención a contar los minutos que dedican los candidatos a presidente del gobierno a esta cuestión en radio, televisión, entrevistas en prensa o mensajes en redes sociales. Pocos ¿verdad? Igual es porque la propia sociedad española prefiere creerse eternamente joven a base de tratamientos antienvejecimiento.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA CONSEJERA DE HACIENDA SE QUEDÓ (José Manuel Cansino en La Razón el 30/11/2015)

Fue el pasado miércoles 25 de noviembre en la sede de la Cámara de Comercio ubicada en la sevillana Plaza de la Contratación. El día antes adelantaron la hora de inicio para ajustarla a la agenda de la consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, la Sra Montero. Llegó puntual con todo su equipo, lo que los anglosajones llaman el "staff" y a diferencia de la extendida práctica de la clase política de inaugurar jornadas como quien inauguraba pantanos o tocar la campana para iniciar la sesión bursátil e inmediatamente irse, la Sra Consejera se quedó durante toda la jornada porque reconoció que tenían mucho que hacer y aprender en materia de federalismo fiscal o financiación autonómica.



Su intervención fue diáfana y clara a favor de la cohesión nacional y de un sistema de financiación en el que el criterio de la población pesara aún más en el reparto de los recursos. Esta ha sido un reivindicación tradicional de los gobiernos socialistas en Andalucía, la novedad ha sido sumar a este criterio -que no es unánime entre los expertos pero sí legítimo- el del derecho de todos los españoles a recibir los mismos servicios públicos sea cual sea su lugar de residencia. 
Es de lamentar que se haya tenido que esperar al desafío separatista catalán para que una parte significativa del PSOE se despoje del complejo de vasallaje al nacionalismo. Un vasallaje que también ha sido ejercitado por el PP y que a la postre demostró que las demandas nacionalistas son, casi por definición, infinitas e insaciables.
La Consejera demanda aumentar el acceso a la financiación de la deuda andaluza a través del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) justo coincidiendo con la pugna entre el Ministerio de Hacienda y una asfixiada Hacienda catalana. No está demás recordar que esta herramienta de financiación es una herencia de los años en los que las haciendas autonómicas tenían muy reducidas las posibilidades de emitir deuda pública en los mercados internacionales. Salvo para Cataluña, cuya deuda está al nivel del bono basura, cada vez es más accesible entrar en estos mercados (aunque pagando tipos más altos de los que paga el Tesoro español) de manera que hay que plantearse en qué momento debe desaparecer el FLA que no deja de ser una herramienta de financiación de urgencia.
El seminario sirvió también para contrastar el discurso nacionalista catalán en materia de financiación con el discurso de la cohesión. Las intervenciones de la profesora Maite Villalta de la Universidad de Barcelona y de la doctora Ana Herrero de la Universidad Nacional de Educación a Distancia mostraron claramente las discrepancias. La diferencia fue nuevamente, que el discurso victimista del nacionalismo catalán incontestado durante décadas es desmontado en cada foro riguroso como esta jornada que diseñó el Centro de Estudios Andaluces; un centro cuyas cotas más altas de contribución a la ciencia económica las alcanzó con el liderazgo de los investigadores Joaquín Aurioles de la Universidad de Málaga y de Ignacio García de la Universidad Pablo de Olavide. Precisamente el profesor García comparte ahora su trabajo con el centro de investigación FEDEA en el que coincide con Ángel de la Fuente, uno de los mejores economistas españoles y artífice determinante del desmontaje del discurso nacionalista cuando publicó las balanzas fiscales junto con Ezequiel Uriel y Ramón Barberán.

El modelo de financiación autonómica debe revisarse a la luz de análisis rigurosos como los presentados el pasado miércoles pero es un error orientar el debate sólo a conseguir mayores recursos. Pocos discuten que sin el sistema educativo en manos del nacionalismo separatista, el desafió catalán no se sustentaría. Es inaplazable, por tanto, rediseñar las competencias educativas en España de forma que no acaben siendo herramienta de enfrentamiento sino de crecimiento en las competencias y calidad en la formación de los estudiantes. De la misma forma que ahora se están abandonando los vasallajes al nacionalismo, hay que tener altura de miras para que servicios públicos determinantes como la educación al tiempo que tengan un espacio para las particularidades regionales, estén blindados al adoctrinamiento en el odio al de enfrente. Las comunidades autónomas deben ser generosas en este punto igual que el resto de actores, familias y profesionales de la educación, en aras de superar el enfrentamiento interno.