domingo, 18 de diciembre de 2016

EL DIFERENCIAL DEL PARO ANDALUZ (José Manuel Cansino en La Razón el 11/12/2016)

Ha pasado más de una década desde la publicación del libro “El diferencial de desempleo andaluz” (Ed. Aconcagua) del Catedrático de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, Carlos Usabiaga. El título es suficientemente ilustrativo de una característica permanente y definitoria del paro en Andalucía; siempre supera al promedio de desempleo nacional y, salvo en situaciones de gran expansión económica, la diferencia está entre los 8 y los 9 puntos porcentuales. Con datos del primer trimestre del año al que le quedan sólo días, la tasa de desempleo andaluz superaba a la media nacional en un 8.7 % -un diferencial elevadísimo-. Por sexos, la diferencia era menor en el desempleo masculino (7.4) que en las mujeres (10.35).



El estudio del profesor Usabiaga no es el único que ha buscado explicaciones para un problema tan lacerante –los profesores Juan José Dolado, Francisco Gómez, Ignacio García o José Luis Martín, también se han ocupado de ello- pero sí expone de forma didáctica una batería de conclusiones que merece la pena revisar para ver si se registran cambios significativos.
Por ejemplo, de entre las veinte causas explicativas que encuentra para explicar el mayor nivel de desempleo en Andalucía, la primera es el mayor protagonismo de la economía sumergida y el desempleo irregular, esto es, una parte de los entrevistados en la Encuesta de Población Activa responden que no están realizando actividad alguna cuando realmente sí la llevan a cabo. La pregunta es ¿se ha reducido la economía sumergida en esta última década? Los análisis suelen apuntar a que las etapas de crisis económicas son proclives al desarrollo de la economía sumergida.
Otra de las causas explicativas la encuentra en que Andalucía tiene una tasa de población activa más joven que, con los resultados de último Informe PISA en la mano, sigue mostrando fuertes debilidades formativas comparada con la mayor parte de regiones españolas. Diez años después de la publicación del libro que motiva este artículo, la tasa de paro entre los andaluces con menos de 25 años es más de 13 puntos porcentuales a la media nacional (12 puntos cuando se trata de chicos y 15.6 puntos cuando son chicas). La situación cambia marcadamente cuando analizamos a los desempleados con más de 55 años. En ese caso la diferencia entre el paro andaluz y la media española es de sólo 4.9 puntos. Téngase en cuenta que entre 2002 y 2016, la menor diferencia entre las tasas globales de desempleo se alcanzó en 2007. En el primer trimestre de ese año, la media de desempleo andaluza superaba a la española en 4.1 puntos.
La decimosegunda causa para explicar por qué el desempleo regional andaluz supera largamente al promedio nacional la encuentra el autor citado en el “seguro familiar”. Lo explica señalando que los desempleados, especialmente los jóvenes, suelen vivir en un marco familiar que les ampara y en el que suele haber otros perceptores de renta. Entre los efectos de este “seguro familiar” está el de reducir la intensidad de búsqueda de empleo.
Sobre esta última cuestión –no menor- ya nos hemos ocupado en los últimos artículos. Si bien la red familiar ha sido clave para supervivir al drama de la crisis económica, la sobreprotección no suele traer buenos resultados. Cualquier esfuerzo adicional que la Administración realice para facilitar los intercambios de estudiantes con otros países, debe ser bienvenida. Asimismo, hay modelos educativos como el irlandés que ofrecen algunas experiencias que deben ser miradas con interés. Una de ellas es la ‘work activity’ que permite a los estudiantes de cursos finales de la ESO incorporar en su currículum una actividad laboral semanal como parte de su formación. Esto le permite desarrollar habilidades relacionales y niveles de responsabilidad personal fuera del ámbito escolar. La otra particularidad de interés es pedir que desarrollen una ‘pequeña empresa’ (‘mini company’) a todos los estudiantes que estudian Economía en ese nivel educativo.
Precisamente, esta última idea serviría para reducir el efecto de otra de las causas del mayor desempleo andaluz que no es otra –siguiendo el libro varias veces citado- que el mayor peso del sector público en el empleo asalariado. En Andalucía falta espíritu emprendedor. Se demoniza al empresario hasta el punto de haber tenido que reinventar el término ‘emprendedor’ para evitar que quien inicia un negocio se sienta socialmente estigmatizado si se le identifica públicamente como un empresario.

En definitiva, más de una década después de la publicación de este interesante libro, el diferencia de desempleo andaluz no es muy diferente al que teníamos antes de la crisis y muchas de sus causas explicativas siguen siendo válidas.

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